JANE CAMPION
3/5
Una de las películas de las que más se ha hablado, me da que interesadamente, y que más se han propuesto para los grandes premios, no en balde parece tener muchas cosas vendibles en estos tiempos… Escribí el análisis antes de saber que le han caído 12 nominaciones. Pues eso…
No es una mala película “El Poder del Perro”, como han venido a decir muchos que se han aburrido, como no es nada notable ni excepcional, como han querido vender otros. Ambos grupos tienen razón en ciertos aspectos y se pasan de frenada en otros. Suele ocurrir. Signo de los tiempos. Conmigo o contra mí. Blanco o negro.
Una de las cosas que me sorprendió fue la sorpresa que causa el final en muchos espectadores. En realidad no debería. Al analizar películas debes ver en contexto, la globalidad de la obra en todo momento, cosa que no hace el público general (ni tiene por qué), pero eso le lleva a cometer errores de apreciación en ocasiones, o de valoración… o a no captar algún detalle clave. Pero esto es bueno, en realidad, para el espectador.
Siempre digo que hay que ver las películas como mi madre. Insultando al villano y al límite de los nervios por el futuro del héroe. Es decir, viviéndolas.
Esto lo digo porque con la primera frase del film, la conclusión lógica no podía ser otra que la que vemos. Esa frase define lo que será la concusión. La primera, que comienza con la pantalla a negro aún, recitada por Peter (Kodi Smit-McPhee): “Cuando falleció mi padre, yo quería que mi madre fuera feliz. ¿Qué clase de hombre sería si no ayudara a mi madre? Si no la salvara”.
A ver…
Si luego vemos su tremenda frialdad, sus conocimientos en medicina, su exploración buscando animales con carbunco… Bueno, no sé… Blanco y en botella. Otra cosa es debatir sobre cuándo toma la definitiva determinación, si viene de su propia frustración tras conocerle, si surgió una vez su madre se casa con su hermano y se entera de la situación o si la aplaza a ver si la cosa se encauza, pero deja todo planeado por si tiene que actuar sólo al final, cuando ve que la cosa se puede ir de las manos…
En esas ambigüedades, en los matices y en el dibujo de los personajes y su desarrollo, tiene “El Poder del Perro” sus grandes armas, que no son pocas. Sin apenas diálogos, en una sugerente plasmación. Una cinta que no tiene nada de tramposa.
Ese universo soterrado, oculto, que puede entenderse de varias formas, como iré analizando, es el gran aliciente de una película que crece tras su visionado. Contención, emociones soterradas, apariencias inútiles, mundos ocultos, sentimentales o no… todos esos elementos sutiles están bien.
Por otro lado, estamos hablando de una película en la que, básicamente, no sucede nada pero dura más de dos horas. ¿Y a qué se debe esta circunstancia? A un estilo moroso, pesaroso, que si bien, particularmente, no me disgusta (el ritmo pausado en general, no en concreto en esta cinta), debe estar, como todo, justificado. Así, si bien el dibujo de los personajes se beneficia en ocasiones de este ritmo, todo lo demás lo padece. Un ensimismamiento que llega a ser desesperante, sobre todo en una película que juega a sugerir y generar ambigüedades, que se recrea en ideas que han quedado meridianamente claras en eternas escenas incomprensiblemente alargadas o reiteraciones desquiciantes sobre conceptos y metáforas que todos comprendimos y que terminan alargando absurdamente lo que se podía haber contado, sin perder atmósfera, en media horita menos, como mínimo…
Y es que su propuesta puede desconcertar, ya que no se termina de entender esa tensión contenida constante que nunca llega a nada y que tiene, básicamente, la función de despistar sobre el verdadero peligro. Una tensión contenida que no llega a nada y un pretendido lirismo que lastran aún más el ritmo con sus repentinas apariciones… Una violencia soterrada, una manipulación psicológica, que en parte del metraje recuerda, en cierto sentido, a “Luz que Agoniza” (George Cukor, 1944).
Sólo al final cobra todo cierto sentido al descubrirse como hábil artimaña. Por otro lado, son interesantes y efectivas ciertas ideas y conceptos que van apareciendo o repitiéndose episódicamente: lo artesanal, los sonidos, la transgresión y cambio de roles…
Supongo que muchas de sus virtudes vendrán del texto en el que se basa, la novela de Thomas Savage.
La película se divide en episodios numerados. Estamos en Montana, en 1925, lo que saldría un tanto de los márgenes temporales del Western clásico (la mayoría del Westerns se sitúan entre 1860 y 1890, aproximadamente), para seguir a dos hermanos latifundistas encargados de su rancho, herencia paterna.
Personajes
“El Poder del Perro” es una película de personajes y sus complejidades, que son las que movilizan la leve trama de la historia. Una historia que se resume en un par de líneas.
Sus personajes son interesantes porque son contradictorios y contrastados, son matizados y se les retrata con ciertas sutilezas bien utilizadas, aunque también redundantes hasta el hastío.
–Benedict Cumberbatch interpreta a Phil Burbank. Es más hablador que su hermano George. Seco, duro, cínico, pero con un toque sofisticado y artístico (ese banjo que toca virtuosamente). Colecciona puntas de lanza o cosas así también, es un ser apegado al fetiche. Está cómodo en esa vida de rancho, varonil, aunque en ella encuentra también su fachada.
Aunque parece cómodo liderando y en los entornos multitudinarios, con el resto de hombres, pendencieros, fiestas, Phil nunca se suelta ni baja la guardia, como si todo eso fuera una pose, postureo, que se dice ahora. Está ahí porque son ambientes proclives, donde aceptan la mascarada que se ha creado, que camuflan mejor esa tensión violenta, contenida y soterrada que lleva consigo, por si en algún momento sale a la luz… Si esa violencia quiere salir, encontrará mejores motivos en esos entornos. Pero cuando puede se escabulle también hacia su soledad.
“Un hombre está hecho de paciencia y de lo que le ha ido en contra”.
Su actitud es de líder, es muy carismático y parece mostrarse agradecido con su pasado, con el legado que le dieron, ese rancho y lo que le enseñaron. Ahí tiene especial importancia Bronco Henry, un referente, un mentor y algo más para Phil. No se esconde y muestra bastantes signos de prepotencia.
“¿Qué ves ahí delante, Phil?”. “Ahí hay algo, ¿verdad?”. “¿Alguien más ha visto lo que tú ves?”.
Phil no parece tener los anhelos de su hermano, quizá por aquello que oculta.
“¿Quién será la señorita que ha hecho esto?”.
“Los de aquella época eran hombres de verdad”.
Phil tiene mitificado a Bronco Henry (1854-1904). No para de contar historias de él, que quizá él mismo agranda o inventa… Esa tradición oral del oeste…
Cumberbath, que hace un trabajo digno de Oscar, logra una continua sensación de amenaza, imprevisibilidad y tensión violenta contenida… Observad su amenazante deambular, es como una bestia tanteando a su presa.
Estallará en alguna ocasión, por ejemplo pagando su frustración con un caballo, o cuando venden sus pieles…
Esa rudeza, esa violencia psicológica que ejerce sin escrúpulos, contrastan con una ternura y una sensualidad atenazadas, pero presentes. Observad cómo se apega al fetiche, cómo limpia y acaricia la silla de montar justo después de oír la relación sexual de su hermano con Rose.
Es muy probable que Phil no termine de entenderse a sí mismo, causa de esa frustración y carácter. Una homosexualidad callada y acomplejada, que siente, pero también entiende que no debería sentir en función de ese entorno que ha mamado, de esos comportamientos y pensamientos predominantes que ha asumido plenamente. Él sabe cómo debe comportarse, está cómodo en esa masculinidad, en ese mundo varonil, actúa como tal y se siente valorado por ello, pero no puede remediar lo que le atrae.
Phil es un hombre que se apega a los fetiches, al recuerdo. Se retrata su nostalgia, su sentir interno, con objetos. Un banjo, un pañuelo, una silla de montar, una cuerda…
Además, Phil suele estar siempre rodeado de elementos fálicos. Desde cuchillos hasta grandes troncos. Es divertido verle castrar una res, en un obvio simbolismo.
–Jesse Plemons interpreta a George Burbank. Es más callado que su hermano Phil, quizá más sofisticado, educado y sensible, un tanto ajeno a la vida de rancho, una vida que no le satisface en absoluto.
Él no es un líder, es más timorato y menos carismático que su hermano. George parece tener otros anhelos más allá de la vida que le han impuesto o legado. Es sensible, comprensivo, escueto, busca sosiego y soledad. No es nada hábil en lo social, pero sí educado y respetuoso.
“Quería decirte lo agradable que es no estar solo”.
Para George, Bronco Henry no es nada, al contrario que sucede con su hermano. Incluso lo desmitifica en alguna ocasión.
“No sé de qué me hablas”.
Lo que George desea es una vida normal, formar una familia, aliviar su soledad. A su hermano le pasa lo mismo, pero está en un limbo, bloqueado, porque no termina de entender lo que le atrae… o no lo termina de aceptar.

–Kodi Smit-McPhee interpreta a Peter Gordon. Es amanerado, con un defecto en el habla, frío, detallista, inteligente, con una sensibilidad ambigua, psicópata… Perdió a su padre bebedor 4 años atrás. En un principio se presenta como sensible y aparentemente soñador, pensando en mariposas, flores y mansiones. Hace flores de papel, que lleva a la tumba de su padre, llora ante las burlas y se evade jugando al hula-hop… Es un chico torpe, nada atlético (así lo demuestra montando o jugando al tenis), con limitaciones físicas y falta de agilidad…
Es muy interesante su retrato y comportamiento determinista, pero no es unidimensional. Hay cierta dualidad en su supuesta sensibilidad y su escalofriante frialdad, que tan bien se retrata en momentos como cuando calma al conejito antes de sacrificarlo, sin remilgos. Peter tiene un punto de osadía sorprendente, como cuando se acerca a los vaqueros o pasa ante ellos para mirar un pájaro en un árbol, sin disimular su amanerada pose, colocándose las manos en el culo… sabiendo que no tardarán en humillarlo. Aquello ya le da igual, en realidad.
Peter es consciente de su condición, de su amaneramiento, de que no encaja y de las burlas que despierta, pero tiene una curiosa seguridad y una ajenidad inquietante.
“No dejes que tu madre te convierta en una nenaza”.
Una osadía que vuelve a demostrar en el rincón secreto de Phil. Descubre sus revistas y, lejos de ocultarse o ser precavido, parece incluso querer ser descubierto, acercándose a aquel hombre amenazante en su tranquilo baño.
Hay algo inquietante en él, desde su mencionada frialdad hasta sus arriesgadas expediciones buscando ganado muerto por carbunco. Su frialdad le acerca a la psicopatía, en la que puede esté inmerso de pleno.
Esa frialdad se manifiesta en muchos de sus actos. No es un tipo remilgado. Descubrir al conejo abierto en canal para estudiarlo es buena prueba, impasible ante los cariños anteriores de su madre (la advierte de que no se encariñe) y la reacción de la joven trabajadora. Posteriormente matará a otro conejito herido sin pestañear.
Al contrario que Phil, Peter no se rodea de elementos fálicos, más bien lo contrario, es de animalitos y florecillas, si bien su relación con ellos está ligada a la muerte (mata conejos, hace flores de papel).
“Libra mi alma de la espada. Defiéndeme del poder del perro”.
Peter finalmente entiende el poder que tiene sobre Phil, el poder de la seducción, que es mucho más peligroso que cualquier otro (esa última escena de ambos con el cigarro compartido y su sensualidad íntima).
–Kirsten Dunst interpreta a Rose Gordon. Rose parece haber recibido una educación esmerada. Parece ser que era florista, algo que recoge su hijo Peter. Rose tiene un carácter más débil que Peter, se deja acomplejar por la presión de Phil hasta límites insospechados.
Las motivaciones de Rose son ambiguas. Creer que hay un enamoramiento hacia George es osado, pero esto no significa en absoluto que su intención sea pérfida, simplemente es una gran oportunidad para ella proporcionada por un buen hombre.
Rose no ha tenido más que decepciones en su vida, que parecía encaminada hacia un sitio y tornó hacia otro muy distinto. Una chica educada, sensible, que se ve obligada a trabajar en algo que no le gusta para salir adelante. Era florista, tocaba el piano, pero ahora trabaja en un bar cocinado para todo el que llega…
Cuando ve la salida de George, recibe un bálsamo envenenado. El acoso de Phil la lleva al alcoholismo, en el que ya cayó el que fue su marido…
Encuentra evasión y complicidad en las sirvientas, pudiendo alejarse de la presión sometida y cobijándose en eso que hacía identificándose con ellas.
Su acto de rebeldía tiene algo de necesidad de reafirmación de sí misma. Atreverse a llevar la contraria, enfrentarse a Phil con el asunto de las pieles, tiene algo de agónico (ese piano que la acompaña en su carrera hacia los indios que pretenden comprarlas), desembocando en una emoción incontenible ante la contraprestación india, unos suaves guantes (como los que usará Peter para manipular la res muerta con carbunco y manipular al final la cuerda). Un lujo para una vida de insatisfacción y miedo.
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