CODA: LOS SONIDOS DEL SILENCIO (2021) -Última Parte-

CODA: LOS SONIDOS DEL SILENCIO (2021) -Última Parte-

SIAN HEDER

 

 

 

3/5

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Frescura.

La película, muy entrañable y emotiva, destaca, sobre todo en la primera parte, por un estupendo y sano sentido del humor. Su calidez, además de por los estupendos personajes y la interpretación de los actores, viene también del trabajo de su director. Ese uso de los colores suaves, ligeramente fríos, neutros, pero salpicados casi siempre por tonos cálidos, que transmiten refugio, nostalgia, atardecer, funcionan estupendamente en su integración y fusión con la historia.

CODA” tiene un tono muy simpático, sobre todo en esa primera mitad del film, que también se enfatiza desde el estilo con determinados detalles, como esa corrección en la primera escena del coro sobre el chico alto, al que se encuadra desde el pecho para luego situarse a su altura, un cantante precedido por un “alto” además.

 

 

Hay una magnífica sobriedad estilística dentro de todo esto. Planos sostenidos, largos, pero con un gran dinamismo.

Desde el guión, las interpretaciones e, incluso, la dirección, la película transmite frescura, positividad y buen humor.

Las conversaciones gestuales y sexuales de los padres de Rubi, por ejemplo en su primera escena en el médico tratándose los hongos genitales, son hilarantes. Unos padres realmente fogosos.

Imposible”. “No puedo”.

¿Sabes por qué Dios hizo que los pedos atufen? Para que los sordos también puedan disfrutarlos”.

 

 

Hilarante también es ese juguetón uso del guión y las interpretaciones. Pasamos de un gran momento romántico con esos dos tímidos, Rubi y Miles, ensayando su dúo, cantando espalda con espalda para tener más confianza y menos vergüenza, un momento íntimo y cómplice… a la interrupción por el polvo de los padres de Rubi, que son sordos pero calentorros y ruidosos (este sexo se vincula al de la escena anterior entre el hermano y la amiga de Rubi).

Vaya tela”.

 

 

 

Más hilarante aún es la reacción de Rubi a los gráficos gestos de su padre en la escena siguiente… Ese segundo con la boca abierta de Emilia Jones es oro.

Por supuesto, el convencionalismo (ese retrato de la vida de instituto o la estructura clásica de maduración) o la previsibilidad están presentes. No molestan. Nos interesa lo que le ocurra a Rubi.

La previsibilidad quizá sea relativa, más allá del genérico final feliz (forzado en ciertos aspectos), al menos por mi parte, porque visualicé la mayoría de las escenas finales, si no todas.

 

 

Con los ingredientes mostrados, imagine, incluso para un relato propio, ciertas imágenes e ideas que se fueron desarrollando al final de la película.

El primero fue ese gran momento en la actuación del coro del instituto, su dúo con Miles (Ferdia Walsh-Peelo), cuando todo se ensordece colocándonos en el punto de vista de la familia, que comienza a entender el talento de su hija con la mirada, la mirada a los otros espectadores, su emoción y actitud fascinada.

 

 

 

 

El segundo es ese precioso e íntimo momento que viene poco después, tras la mencionada actuación, entre padre e hija a la luz de las estrellas, con el padre “oyéndola” cantar colocando sus manos en la garganta de su hija (esa imagen, ya que dijo que le gustaba el Rap por lo rítmico al inicio, la tenía visualizada desde la primera parte del film), captando su sentimiento.

 

 

 

 

 

La tercera, y última visión confirmada (placer íntimo y oculto), es la audición, cuando Rubi canta su canción añadiendo el lenguaje de signos para que su familia, que asiste a la actuación, entienda el mensaje. Bellísimo momento.

Sian Heder, que firma también el guión, juega muy bien con la música y los sonidos, sin abusar del recurso inmersivo, pero de forma eficaz para mostrar el punto de vista de los personajes sordos cuando es menester.

 

 

 

 

 

 

Retratará la angustia de Leo usando el recurso opuesto, con el sonido en la pantalla para mostrar su impotencia cuando trata de integrarse con sus compañeros. Veremos su frustración en primer plano al no entender sus bromas ni risas… Sí lo usará en la actuación del instituto y cuando la guardia costera sube al barco sin que Frank y Leo se percaten, sin que entiendan la conversación que tienen con la revisora.

La música diegética que creemos extradiegética cuando Rubi lleva auriculares, un recurso siempre resultón.

 

 

 

Rubi explicará lo que siente al cantar por primera vez a su profesor con lenguaje de signos, de una manera tan expresiva que todos lo entendemos.

La tecnología ayudará en las relaciones, ya sea por Tinder o por whatsapp, como Leo y Gertie (Amy Forsyth), que tras sus coqueteos silenciosos o por gestos se comunicarán por móvil.

Hay un buen número de ricas referencias, sobre todo musicales. Glee, Harry Potter, David Bowie, Bob Dylan, Joni Mitchell

¿Sabes lo que Bowie dijo que tenía Bob Dylan? Una voz como arena y pegamento”.

 

 

Las transiciones musicales funcionan a modo de elipsis temporales, un cierto paso del tiempo donde ir madurando esos cambios. “I Fought the Law” de The Clash para el nuevo trabajo, el emprendimiento, madrugones, enfados, la independencia, humor, clases…

La parte final es apresurada y acelerada, sobre todo porque cae en un final feliz quizá algo forzado. Una acelerada felicidad. La felicidad lo embarga todo antes de la pequeña conclusión agridulce con la marcha de Rubi. Negocio próspero, la madre integrándose cuando antes era reticente al contacto; el hermano lo mismo, integrado también con sus compañeros y asumiendo responsabilidades (y amores con la amiga de Rubi); la familia asumiendo el talento de su hija e impulsándola a buscar su sueño, aunque sea lejos… Los problemas económicos y demás logística se resuelve como por arte de magia cuando parecían problemas insalvables…

Todos los problemas que vimos, las negativas y las dificultades para la integración y afianzar lazos, de repente ya no lo son, se solucionaron sin verlo y punto… Se ve superficialmente, vamos.

Hay detalles de guión que buscan enredos algo artificiosos. Por ejemplo la estereotipada idea de la inoportuna entrevista tras el ultimátum del profesor a Rubi por sus continuos retrasos, que son faltas de respeto… Recursos manidos para complicar situaciones, el enredo, antes de la solución. Previsible y algo torpe en esta ocasión.

 

 

 

Otra coincidencia forzada desde el guión es la aparición de la anunciada revisora en el barco pesquero en el peor momento, justo cuando Rubi decide no ir a trabajar y tomarse un día libre… sin avisar oportunamente además… Otro enredo que busca contrastar marcadamente el conflicto entre responsabilidad e independencia, la importancia de la presencia de Rubi en la familia y su labor. Sin trabajo ni licencia por su ausencia.

El trabajo de todo el elenco es magnífico, clave de la calidez de la película. Destaco especialmente a Troy Kotsur, absolutamente encantador y divertido, y Emilia Jones, la protagonista, de una frescura que enamora.

 

 

Hay mucho tópico, pero un tópico inevitable. Si retratas la vida de instituto pues aparecen el bullying, las inseguridades, los primeros amores… y todo eso lo tenemos aquí, pero mostrado con una gran sensibilidad y, sí, ya sabéis, calidez.

Una cinta que me encantó porque supo tocar las teclas que pretendía con acierto, en las mías. Logra divertir cuando se lo propone y emocionar cuando lo busca.

 

 

 

Lee aquí la 1ª Parte del análisis.

 

sambo

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