AC/DC: Highway To Hell (1979)

AC/DC: Highway To Hell (1979)

MÚSICA

 

 

 

9/10

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es curioso que en pleno siglo XXI, ya en 2019, el contenedor de las esencias del Hard Rock más puro, con la ejecución de las características y elementos más clásicos, típicos y definitorios del género, aquellos que crearon los grupos británicos, los pioneros como Led Zeppelin, Deep Purple y Black Sabbath, sean unos australianos.

Los ritmos pesados, la melodía seca, concisa y poderosa de un riff de guitarra sosteniendo el tema, fiereza y agresividad, bajo y batería contundentes, voces rasgadas, limitación de la melodía, lo más sencilla posible dando prioridad al poder rítmico, la esencia del Blues, los matices instrumentales llenos de sabor en su ejecución… Pasaron los años, los grupos, sus coqueteos con las innovaciones y evoluciones… pero AC/DC siguió imperturbable como fiel bastión del género y sus características, definiéndose como el referente absoluto, el paradigma al que mirar para entender.

Es cierto que los australianos depuraron algo su estilo, pero su sonido siempre ha sonado básico, visceral, donde el deje Punk dio paso enseguida al Hard. Siempre huyeron del virtuosismo vacuo, las exhibiciones grandilocuentes y la ampulosidad artificial, incluso cuando estas estaban más de moda en sus inicios… y esa fidelidad a sus ideas y estilo fue premiada con creces.

La sencillez por bandera. Sus composiciones son generalmente directas, básicas, pero sólo en apariencia, porque es el buen hacer de todos y cada uno de sus componentes, ese sabor y feeling que desprenden, lo que termina siendo diferencial.

Son, además, una de las bandas más vendedoras de la historia, aunque a ellos no les reprocharán comercialidad, ni siquiera por haber estado repitiendo estilo, incluso canción, década a década. Un estilo y un tipo de canción que son pura autenticidad, porque ellos son puro y genuino Hard Rock.

De la mano del productor “que todo lo cambiaba”, el genial, hermético y celoso de su intimidad John “Mutt” Lange (Def Leppard, Bryan Adams), lograron un éxito que situó a la banda en el mapa, en disposición de codearse con los más grandes, un éxito hasta ese momento desconocido por los australianos, en gran medida gracias al single que da título al disco que aquí traigo, “Highway to hell”, antesala del que sería el gran boom, el que rompería con todo, su trabajo de 1980, “Back in Black”.

Eran otros tiempos. “Highway to hell” era el sexto álbum de estudio de la banda, que estrenaba productor, cuando se tenía paciencia con los grupos. En la actualidad, dar seis discos antes de que una banda rompa no es, precisamente, la norma.

Highway to hell” es el cénit de la banda con su cantante original, Bon Scott (la banda se formó y dio sus primeros pasos en conciertos y un sencillo en 1973, aunque el cantante llegó en septiembre de 1974). La última y mejor obra que los hermanos Young y Scott grabaron desde 1975 hasta 1979 (antes llegaron “High Voltage” y “T.N.T” en 1975, “Dirty Deeds Done Dirty Creap” en 1976, los más exitosos ya en Inglaterra “Let There Be Rock” en 1977 y “Powerage” en 1978), como una orgiástica despedida, casi en consonancia con el carácter del magnífico cantante. Gamberro, con aura violenta… y puro hedonismo. Angus Young conocía bien los excesos de su amigo, pero también de su profesionalidad. Explicaba que aunque no estuviera en los ensayos, aunque se ausentase, cuando él fuera a rozar su púa con las cuerdas de la guitarra al inicio de un concierto, sabía que Scott aparecería allí a tiempo.

Highway to hell” y la muerte de Bon Scott cambiaron la historia, “Back in black” y la venida de Brian Johnson la revolucionaron. Un paso clave en la carrera de la banda, que mezclado con la tragedia los consolidarían definitivamente en 1980, con la que es su obra maestra, un disco que manteniendo las mismas esencias, añade la emotividad y el sentimiento del momento y las circunstancias, así como temas ejemplares, más elaborados y depurados, que sublimaron todas las excelencias de su estilo.

El disco que aquí traigo es modélico dentro del estilo de la banda, con ese aire jovial y esos rasgos que han definido a los australianos hasta la actualidad. Un disco que es hijo de su tiempo en su pureza, sencillez y visceralidad. Características irrenunciables y esenciales del grupo, que han mantenido y mantendrán hasta que se retiren. Unos rasgos muy sencillos, básicos, fáciles de enumerar, pero que a la vez son tremendamente complejos de ejecutar para lograr que marquen la diferencia, que lleguen al oyente, que se distingan del resto. Eso logra AC/DC.

Rasgos que se corresponden con precisión milimétrica con los que definen el estilo, el Hard Rock. Los riffs de Angus Young, ritmos pesados vertebrados en los citados riffs y el poder de la batería y el bajo, la voz agresiva, estrofas entrecortadas, donde el riff cesa para que intervenga la voz, a lo Led Zeppelin, otras donde el riff no ceja, melodías sencillas para estribillos concisos, directos, donde a menudo se limitan a repetir el título del tema enfatizado con coros o con una frase añadida que se beneficia del carismático riff que define dicha melodía… Melodías secas, directas, atenuadas por los ritmos, contundentes, prescindiendo de cualquier adorno que pueda minimizar su impacto, la raigambre blusera… Aspectos que se hacen paradigmáticos en himnos como el “Highway to hell” de este mismo disco, el “Back in black” en el álbum de 1980 y tantos otros. En casi todos, de hecho, porque los mimbres de las canciones de AC/DC no destacan por su variedad. Incluso sus más acérrimos reconocen, y gozan, que sus canciones son básicamente la misma siempre.

Unos rasgos y elementos que casi cualquiera se vería capaz de acometer, pero que sólo los tipos con verdadero talento y sentimiento son capaces de hacerlos imperecederos, de hacerlos trascender. Ahí tienen a Angus Young, que no es ningún virtuoso de la guitarra, pero podríamos llamarlo “el maestro del riff” junto a su hermano Malcom, tristemente fallecido el 18 de noviembre de 2017. Un Malcom Young que siempre ha estado un tanto en la sombra, eclipsado por el carisma sin igual de su hermano, pero que es pieza fundamental del sonido de la banda, de sus composiciones y letras, quizá la pieza más importante. No, no son grandes virtuosos, pero sí gigantescos talentos musicales.

Bon Scott es otro cantar. Era un excepcional vocalista, compitiendo en carisma con Young, lo que hizo de él uno de los mejores frontman surgidos de la escena rockera, de estela aún vigente, de influencia perenne. Voz desgarrada, macarra, salvaje y aguda, que engloba todas las ansias rebeldes del Rock. Uno de los mejores de la historia del Rock que dejó su sello en los pocos años que estuvo al frente de la banda antes de fallecer desgraciadamente en febrero de 1980.

 

 

 

Mucho dice esa portada, con los sobrios rostros de la banda que sólo rompen Angus, como figura principal y con rasgos demoniacos poniendo el toque de transgresión en su traje de colegial, y un Scott que sonríe abiertamente, divertido, aparentemente ante la ocurrencia de aquel…

Los australianos apostaron por los dos guitarristas que, como he comentado, destacan especialmente en lo rítmico, demostrando su esencia blusera, con unos dejes que remiten a lo añejo salvajemente y temas que apuestan por el Blues decididamente, como el “Night prowler” que aquí podemos disfrutar.

Angus Young es una bestia de la naturaleza, todo en él rezuma rock and roll, que es el estilo con el que la banda gusta definirse. Su atuendo, sus gloriosos riffs, sus solos donde cada nota parece sacada de un alma perfectamente engrasada y rebelde, hacen de él un guitarrista único al que no le hacen falta excesivos alardes técnicos.

 

Member of Australian legendary hard rock band AC/DC Angus Young performs at the Laszlo Papp Arena of Budapest on March 23, 2009. The date is part of AC/DC’s Black Ice world tour. AFP PHOTO / ISTVAN INDEX HUSZTI (Photo credit should read ISTVAN INDEX HUSZTI/AFP/Getty Images)

 

Me gusta mucho la segunda parte del álbum, con algunas salvedades. Quizá no sea la más llamativa, pero sus novedades, con temas donde se elaboran algo más las melodías y un excelente Blues, la hacen especialmente destacada y matizada, mucho más que la primera, puramente hardrockera, visceral y directa, lo que enriquece el conjunto.

La base de ritmos es atronadora, con una incesante batería que carga con el peso, como si las pegadas de Rudd se sostuvieran en el tiempo con el estruendo. Ritmos poderosos, que no necesitan ser frenéticos, aunque se aceleran cuando es menester. El bajo acompaña en perfecta consonancia para definir una de las más poderosas bases rítmicas del Rock. Y sobre estos enérgicos cimientos, Angus con sus punteos y Scott con su voz ponen los alicientes brillantes, el toque vistoso, el que acerca los temas al público, sin perder ni un ápice de los fundamentos de la base descrita. Una maquinaria perfectamente cohesionada.

Bon Scott a las voces, Angus Young en la guitarra principal, Malcom Young en la guitarra rítmica, Cliff Williams al bajo y Phil Rudd en la batería.

 

 

 

 

 

Highway To Hell: Un himno, un clásico imperecedero que te guste lo que te guste, ya sea el Hard Rock, el Pop o el reggaetón, has tenido que oír sin lugar a dudas… salvo que hayas vivido desde tu nacimiento en una cueva a la que no haya tenido acceso ningún ser humano salvo tú mismo. Una canción que define el Hard Rock y el genuino estilo de AC/DC. Ahí lo tenéis todo, el riff abriendo el tema, tan sencillo como inolvidable, intermitente y gustándose, la base de ritmos entrando y atronando, pesada y contundente, una entrada que es de esos momentos cumbres en la historia del Hard Rock, la voz de Scott brillante y desgarrada definiendo el tema por las estrofas… Todo encajando a la perfección hasta desembocar en el estribillo, que a coro culmina un himno eterno recitando el título del tema, sin más. Menos es más, demostrando que muchas veces no hace falta alargar el estribillo para hacer mejor una canción. Un himno para mover melenas a gusto, que tras su segunda aparición da paso al solo de Angus, prototípico, sencillo, pero lleno de sabor y feeling hardrockero. Las armonías acaban por decorar el tema, en la parte final, con Angus punteando bajo los coros y la voz de Scott, dando ese toque de improvisación indispensable… Y así se coge una autopista al infierno para llegar a la eternidad.

 

 

Girls Got Rhythm: Nos encontramos aquí con un tema de ritmos más vivos, más fiestero, con un riff en la misma onda del anterior, clásico, aunque con un sabor más añejo, menos intemporal, menos intermitente, por tanto más continuo y fluido. Una segunda estrofa que sube en intensidad camino del estribillo que se desnuda con un diálogo entre Scott y los coros, que replican a la voz principal. Sencillez máxima, aún con ese ligero punto de elaboración que suma el coro. El solo de Angus es poderoso, muy hardrockero y sencillo. En la parte final tenemos un Scott que se desgañita e improvisa en los marcos del estribillo, sacándole algo más de partido. Un tema clásico.

 

 

 

 

Walk All Over You: Uno de los temas más largos del disco, sólo superado por el que lo cierra, “Night prowler”. Se toma su tiempo para arrancar, aspecto que me encanta, con la batería y la guitarra rítmica retándose, como dos coches que tiran de embrague antes de una carrera. Riff vivo y ritmos ágiles atacando las estrofas, bajando las pulsaciones en el estribillo, como punto original. El diálogo con los coros también es la regla en este estribillo, más elaborado en su melodía, pero sin excederse. Las estrofas son trepidantes, como lo son los arranques hardrockeros de transición y el solo de Angus, que es estupendo. La parte final, con ese estribillo que suaviza las estrofas, va cesando, como un tren que llega a destino. Una canción enérgica, pura adrenalina.

 

 

 

Touch Too Much: Curioso tema que me gusta bastante. Tiene un aliento modernillo, con un riff muy integrado en los ritmos, que más que riff es acompañamiento guitarrero. Estribillo clásico, básico, muy de los que veríamos mucho en los 80, un buen antecedente, un estribillo mucho más elaborado y alargado, que comienza de una manera más clásica para extenderse posteriormente. Pesa algo más la melodía en este tema. Solo de guitarra tremendamente clásico, muy de Angus, básico, sencillo y potente. La estrofa de transición y puente con diálogo entre Scott y los coros da inicio a la parte final, muy pegadiza, que es de lo mejor del álbum, enganchándose con el clímax, donde el estribillo se beneficia de la aparición de armonías con los punteos de guitarra. Coros y guitarra por doquier. Un gran tema.

 

Beating Around The Bush: Con una ruda intro de guitarra se inicia este tema de ritmos muy acelerados. Los arranques del acompañamiento cesan para dejar a Scott recitar las rockeras estrofas, una guitarra que cesa en su riff mientras la batería queda sola acompañando a Scott, rasgo de herencia zeppeliana. El estribillo es sencillo, corto y hardrockero. Directo y conciso. Angus nos deja detalles de guitarra, una cuerda suelta, sostenida y vibrada por detrás de las estrofas que surca Scott, unos pequeños punteos, como avance del solo que vendrá, clásico. Las estrofas desprenden sabor rockero. El segundo solo, al final del tema, es más trepidante y acelerado, sirviendo de armonías además al último estribillo. Un trallazo, pero más insulso que otros temas.

 

 

 

Shot Down In Flames: Tema característico y típico de los australianos, muy en la onda del “Highway to hell”, con ese riff y la irrupción de la base rítmica donde destaca el bajo. Una melodía muy AC/DC con Scott sacando el poder rockero de las estrofas. Recursos muy clásicos de la banda. Es fácil que una vez pasado el estribillo recuerdes las esencias del tema inicial en casi todos los aspectos. Típico estribillo, repitiendo el título de la canción con alguna variante, añadiendo alguna frase. Solo potente y hardrockero, también marca de la casa. Cada elemento de la canción es pura patente AC/DC.

 

 

 

Get It Hot: El riff se va definiendo poco a poco, el bajo es atronador y contundente, los ritmos pesados y de una vivacidad creciente en el paso por las estrofas. Un tema alegre y jovial más que pesado. El estribillo es muy rockero y vitalista, de los de levantar el ánimo en su absoluta sencillez. Un tema realmente corto pero que exhibe el poder hardrockero del grupo, con esa excelsa base de ritmos donde destacan los riffs. El solo es clásico, de punteo pesado y alargado, de Hard Rock con cuajo. La parte final se acelera en un estupendo cambio de ritmo para despedirnos. Otro breve trallazo.

 

 

 

 

If You Want Blood (You’ve Got It): Uno de los grandes clásicos de la banda. Riff modélico, base rítmica subiendo y estallido hardrockero con Scott, que goza en las estrofas siguiendo el estilo típico del grupo. Estribillo poderoso con el coro enfatizando, un estribillo que se alarga más que la mayoría con algo más de elaboración. El juego entre coro y voz principal es muy bueno. Melodía hardrockera y agresiva a la par que festiva, con las transiciones rifferas siempre brillantes y ejemplares. El solo es característico y sabroso, sin complicaciones, que se goza hasta el extremo. El tema se toma una rítmica y agresiva pausa antes de una magnífica recuperación que nos lleva a los estribillos del final con cambio de ritmo y armonías hardrockeras con los coros, la voz principal y las guitarras. Una gozada de tema, puro Hard Rock del bueno con adictiva y poderosa melodía.

 

 

Love Hungry Man: Este tema es algo especial y distinto, con algunos aspectos que lo hacen aparecer añejo y a la vez muy atractivo. En una onda más setentera, tiene un punto bailón y discotequero en su inicio y su simpática melodía en las primeras estrofas con Scott y el bajo predominante. Luego la cosa va tornando hasta definir las bases hardrockeras imprescindibles. Una canción más melódica. El riff aparece en las estrofas, sin complicaciones ni distinguiéndose demasiado. Los coros son gloria bendita en el estribillo, donde el bajo sigue destacadísimo, siendo una primera aparición breve, para provocar un gran cambio en la canción, que al volver al estribillo tiene unos juegos y armonías vocales soberbias. El solo es estupendo también, un gran solo, que incluye un cambio de ritmo. Tras la irrupción guitarrera de Angus, el estribillo viene más calmado para ir aumentando la intensidad en otra magnífica recuperación. Un estribillo es sencillo en apariencia, pero de efectiva y espléndida melodía, enriquecida con las variaciones vocales y sus armonías. Tendremos un segundo solo que además sublima las mencionadas armonías en una orgía melódica que es puro feeling. Me encanta esta canción. Un temazo.

 

 

 

 

Night Prowler: El último tema del álbum es el más largo. Un auténtico Blues de más de seis minutos para nuestro goce y disfrute. Esa cadencia y ritmos bluseros con punteos alargados iniciales, que serán la base de las estrofas de atenuadas guitarras rítmicas que caen en el Hard ocasionalmente en ese eterno diálogo de estilos, donde el uno mama siempre del otro. La progresión del tema es estupenda hasta llegar al estribillo a coro, donde éste conversa con las desviaciones de Scott, que improvisa de forma exquisita. Solo blusero de Angus, que se gusta en cada nota. Un Angus que se gusta aún más en el segundo solo, tras el segundo estribillo que degustamos con placer. Un solo que se alarga hasta llegar al estribillo final con un soberbio Scott. Perfecto broche.

Un clásico. No se puede decir más. Es historia de la música, el álbum con el que se empezó a gestar una leyenda, un nombre indispensable en la historia del Rock. Así que este es uno de esos que no puede faltar en ninguna colección ni discografía, te guste lo que te guste, si eres amante de la buena música en general, aunque sólo sea por lo que supone históricamente; pero es que además es una muestra modélica de lo que es capaz de hacer esta inmortal banda australiana, definición perfecta de su estilo, así como del Hard Rock en general, al que ejemplifica a la perfección.

 

sambo

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